Nudozurdo

Hablar del regreso de Nudozurdo es hacerlo de la vuelta de una de las bandas más rabiosamente personales e íntegras que ha dado la música española independiente en las últimas dos décadas. Se trata de un pequeño gran acontecimiento que supone volver a contar de forma activa con una formación que, desde el principio de su carrera, ha ido construyendo un camino propio en el que no caben modas o tendencias. Nudozurdo están actualmente preparando su nuevo álbum, del que podremos dar más detalles pronto y que promete ser otra muesca en la versión más lisérgica, estimulante y emocional del conjunto.

“Hemos podido disfrutar de hacer el disco como se hacían antes”

P: Después del “stand by” del 2018, el cambio de discográfica, la regeneración en algunos miembros del grupo… ¿Estáis satisfechos de cómo han quedado vuestros últimos trabajos “Clarividencia” y “No te puedes Rendir”? ¿Y con la repercusión que están teniendo? Que, por cierto, es una gran alegría para los fans (y nos incluimos entre ellos) el retorno de nuevo de Nudozurdo.

Leo: Gracias. Pues sí, la verdad es que, imagínate, ya solo digamos la expectación que ha traído la vuelta del grupo, pues eso lo ha arrastrado todo. Y con respecto al disco, estamos muy contentos. Es como un paso más adelante en muchas cosas, y hemos podido disfrutar de hacer el disco como se hacían antes, en un estudio de los que quedan pocos en Madrid, con espacios grandes y con un equipo analógico vintage. Y después, la suerte de haberlo podido mezclar con Paul C. y, además, haberlo podido preparar un poco en cierta semi-clandestinidad, porque cuando nadie sabía de la vuelta de Nudozurdo, tuvimos mucho tiempo para darle vueltas al disco y para ir conformando ahí su propia identidad.

P: Si echamos la vista atrás: desde vuestro primer disco hasta “Clarividencia” y “No te puedes rendir”, claramente seguís siendo fieles a vuestro sonido, que no se ha perdido en ningún momento. Quizá en “Rojo es el peligro” estuvieseis lejanamente influenciados un poquito por el pop. Además, conseguís seguir hipnotizando a vuestro público como pocas bandas lo hacen. ¿Nos podéis contar un poco la evolución de la banda hasta “Clarividencia” y “No te puedes rendir”?

Leo: Sí, es lo que te decía antes. Creo que hay algo en mí que me cuesta repetirme. Además, cuando acabo un trabajo, suele ser tan intenso, de composición, de preparación, etc., que salgo un poco corriendo en otra dirección porque estoy un poco lleno de ese sonido.

Te doy una pincelada un poco de cada disco: Nuestro primer disco lo sacamos en 2002, que es el clásico primer disco de bandas. Ese sonido, no es que no nos represente, pero tiene la ingenuidad y la inconsciencia de qué sonido buscas. Y además, yo ahí sí que tengo una pequeña espinita clavada, y es que realmente sonábamos un poco diferentes a cómo acabó siendo mezclado ese disco. Pero aún así, creo que, bueno, hay mucha gente también que le gusta precisamente por eso. Después ya llegamos a “Sintética”, que fue un poco una presentación de intenciones nuestra de cómo sonar y de sonido más moderno e infinitamente más trabajado que el primero. Y después está “Tara Motor Hembra”, que aparece otra guitarra; jugamos con dos guitarras, y quizás es como un disco de madurez en muchos sentidos. Luego, en “Rojo es el Peligro”, no estoy de acuerdo en que sea más pop que el resto. Creo que todos tienen pop, aunque éste es menos aguerrido y hay más sintetizadores, y entonces puede parecer que parece más a la estructura pop. Al desaparecer algo el rock (las guitarras), parece que el pop emerge más.

Después está “Voyeur Amateur”, que sería un poco la idea… (Por eso la portada es blanca) es que es una especie de que todo lo que habíamos aprendido, como todos los colores del espectro convergen en la luz blanca. Esa es la idea: todos esos discos sintetizados en uno. Y con “Clarividencia”, para empezar, hay una refundación del grupo, con nuevos integrantes, vuelven las dos guitarras, que habían desaparecido en “Voyeur Amateur”. Y ahí, a veces en mi cabeza, yo lo emparento un poco con “Tara Motor Hembra” por aquello de las guitarras y tal. Aunque, desde un punto de vista de producción, es el más sofisticado que hemos hecho.

*No te puedes rendir* es una extensión porque son los mismos músicos y el mismo mezclador. El proceso ha sido el mismo, pero para mí suena diferente. No ha sido muy intencionado. Hemos tenido un poco menos de tiempo, y también creo que tiene una cierta urgencia estas canciones que “Clarividencia” tenía más un reposo, una preparación. Hay una cierta viveza en el sonido, incluso hay un pequeño filtro, un barniz por encima.

“No te puedes rendir” son 5 canciones que hemos compuesto después de “Clarividencia”. Había un poco de confusión con la nota de prensa; no corresponde a las sesiones de grabación. Sólo hay un tema, que es “Brutalisman”, que sí corresponde a las sesiones de grabación de “Clarividencia”, pero como yo no había sido capaz de acabar la letra y la melodía, la dejé ahí apartada. Entonces, digamos que el boceto estaba ahí, con las bases, y ahora, junto con Alondra Bentley, hicimos las melodías.

P: Entonces no es una segunda parte de “Clarividencia2, sino dos trabajos independientes, distinto a como hicisteis con “Tara Motor Hembra” y “Ultrapresión”

Leo: Bueno, ahí sí que pertenecían a las sesiones de grabación y eran como un descarte de *Tara Motor Hembra*, pero aquí no lo son.

P: ¿Cómo surge la colaboración con Alondra Bentley?

Leo: A Alondra la conocemos hace tiempo. Yo coincidí con ella en México. Siempre me ha gustado lo que hace, y ahora, justo que coincidimos en el mismo sello, la invitamos a colaborar y nos dijo que se subía al tren.

P: En nuestra opinión, ha sido un gran acierto. ¿Os gustaría alguna colaboración en especial? ¿Tenéis alguna pendiente?

Leo: Pues ahora que acabamos ya la gira de conciertos, que llevamos todo el año girando, nos gustaría hacer algo con este trabajo, alguna canción conjunta, y estamos un poco en proceso de quién puede ser. Lo que sí tengo claro es que me gustaría colaborar con gente de generaciones pasadas, que a veces parece que los puentes se rompen un poco y las escenas parecen un poco incomunicadas, por lo menos desde los propios protagonistas. Y a veces parece que recibes influencias, recibes un legado, recibes también un camino abierto que se traduce de muchas maneras a la hora de salir por ahí.

P: Ya que hablas de legado, tenéis vuestro propio sonido y tenemos curiosidad en qué o quiénes os pueden haber influido para conseguirlo. ¿y a quién estás escuchando ahora?

Leo: Mi gran influencia fue la generación de los 60, la generación americana, sobre todo por el espíritu un poco libertario que tenían y la manera de entender la música, de entender la vida. Esa gran oportunidad que se abrió al mundo de hacer las cosas de manera diferente, que después no acabó del todo bien, pero fue una especie como de pequeña isla. Y entonces, hay gente a la que yo le debo mucho, como Dylan, Lou Reed… Toda esa gente me marcó mucho. Además, no entendían la música exclusivamente como música, sino como una idea de transmitir ideas. Una escuela, ¿no? Gente a la que puedes acudir como quien acude a un libro, a un ensayo, para entender la vida y guarecerse un poco ahí. Obviamente, a partir de ahí, hay otras épocas que me han influido mucho y otros grupos, pero te diría que ese siempre ha sido mi punto de partida y a donde acabo volviendo de alguna manera. Son un poco como los padres musicales.

Ahora, estoy escuchando muchas cosas. Últimamente, estoy escuchando a una artista inglesa que hace una especie de hip-hop, por decirlo de alguna manera, que se llama Jhon Glacier.

P: En la canción “A las afueras del templo” de vuestro último trabajo, que al mismo tiempo nos ha maravillado y llamado especialmente la curiosidad, ¿le cantáis a alguien que está protegida por la cápsula del amor? ¿Nos la puedes aclarar un poco?

Leo: Bueno, a ver, no me gusta mucho aclarar las canciones porque yo creo que pierden su magia. Te puedo decir que es una de las canciones más extrañas de este EP, porque todas las canciones aquí tienen esa especie de disparo certero y rápido. “A las afueras del templo” es una de las pocas canciones que, empezando con un boceto que yo tenía, acabó siendo una cosa completamente diferente, muy producida, con muchos arreglos de programación y de teclados. Y bueno, creo que tiene como esa parte, esa particularidad dentro del conjunto de las canciones. Y es una de esas letras que últimamente me da por hacer y que tienen como una especie de componente histórico, de mirar hacia el pasado y de brujulear y, como decía antes, conectar con nuestros antepasados. Una especie de antropología que a mí me gusta mucho, humana y musical.

P: Bueno, entonces sí que la hemos entendido bastante bien (risas). He de decir que es de las que más nos gustan.

Leo: Pues me ha sorprendido. Pensaba que iba a ser una canción de estar en segundo plano, pero no es la primera persona que me lo dice.

P: Relacionado un poco con las preguntas anteriores, antes la música pop, indie, rock, etc., se escuchaba más en los pubs, en los festivales. ¿Crees que cada vez la música indie, pop, rock, etc., tienen menos cabida en las nuevas generaciones?

Leo: Pues no sé si es un poco pronto para responder a esa pregunta. La música urbana, reguetón, etc., en un país que siempre ha tenido, digamos, un marcado acento latino, pues obviamente resta público. Al mismo tiempo, también, si te das cuenta, casi la inmensa mayoría de todos los festivales son indie-rock, lo cual parece un poco contradictorio. Son diferentes culturas, y no tengo ni idea. Me extrañaría que pasara a un segundo plano. Quizás influye que a las multinacionales les interesa más el mainstream que algunos proyectos personales, y puede estar pasando factura, ya que no ofreces a tu público algo de calidad y duradero. Como fast food, digamos que es un poco inestable

*P: Me has dicho antes que acabáis la gira, ¿pero tenéis todavía programado algún concierto? ¿Va a ser el último el San San de Benicàssim?

Leo: Tenemos por confirmar un par de festivales más. Uno confirmado que será el Sonorama. Pero, en principio, eso va a ser este año. Como te contaba al principio, queremos empezar a ver las colaboraciones y trabajar en el próximo disco. Ha sido un año muy intenso, con muchos reencuentros, un gasto energético importante, aunque también ha sido un momento muy bonito. También ha habido la presión, en el buen sentido, de todo esto que ha conllevado mucho trabajo.

P: Tuvimos la oportunidad de veros en Toledo, en el Círculo del Arte, y nos demostrasteis que estabais en plena forma. De hecho, tú hiciste ahí incluso algo de funambulismo mientras interpretabais “El hijo de Dios” (risas). ¿Tenéis algún sitio, festival o país donde os gustaría tocar?

Leo: Pues a mí Europa siempre me pareció que, por proximidad, era el sitio ideal para que los grupos de aquí tocaran, que es lo lógico. Es lo que le pasa a cualquier grupo americano que va de un estado a otro estado. Por alguna perversa razón discográfica, son mercados completamente separados, y es muy complicado más allá de hacer algún concierto en Londres, en Berlín, etcétera, en vez de tener un circuito que sería lo suyo y sería lo lógico que un checo escuchara música española y nosotros escuchar música checa, etcétera. Pero no es así. Y volvemos un poco a quién dirige todos los mercados y todos los canales musicales. Y lo mismo con Sudamérica, porque ahí ya tiene más delito. Aunque es verdad que ahora, con todo lo digital, todas estas cosas se vuelven más próximas, no hay un gran intercambio cultural.

Entonces, respecto a tu pregunta, ninguno en concreto y todo a la vez. Los grupos, digamos, pues acabamos viviendo todo el año de los festivales que hacemos y las grandes ciudades. Y en España, pues tenemos dos grandes ciudades, sin menospreciar al resto. Es una cuestión de capacidad de convocatoria que puedes tener en las grandes ciudades, y es una pena porque tenemos muchas grandes ciudades a tiro de piedra aquí, pero no tienes ahí un público.

P: ¿A qué película te hubiera gustado ponerle banda sonora?

Leo: “Sed de mal”, de Orson Welles.

P: ¿Tenéis alguna anécdota… de las que podamos publicar?

Leo: Si ¡tengo una! En un Benicassim, año 2012 o 2013, estábamos en nuestra furgoneta porque fue ese año que hizo mucho viento, y entonces nos sacaron de los camerinos. Nosotros nos fuimos al parking, a la furgoneta, y estábamos ahí un poco tomando algo y esperando a ver si podíamos tocar o no. Justo al lado de nuestra furgoneta había una valla, y del otro lado de la valla estaban, igual que nosotros, esperando un poco a ver qué pasaba con todo, The Horrors, el grupo inglés. Nosotros llegamos un poco pasaditos de copas (risas). Entonces, por aquello de la juventud, nos atrevimos a vacilarles a The Horrors y les empezábamos a gritar: – I want to live in your country!! – I want to live in your country!! Haciendo un poco la broma como nuesto lado de la valla fuera el malo y estuviéramos refugiados, trepando por la valla. A ellos también les hizo gracia y se tomaron bien la broma.

Aquí podéis escuchar su último trabajo:




 

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